Solo amor

 

No se puede estancar el fluir de la vida, ese ir y venir, dar y recibir constante. Todo sirve, hasta lo que parece desechable e inútil. Todo cabe en el frágil abrazo humano y por todo lo que pasamos teníamos que pasar.

Por eso, bendecir lo que llega hasta mí es sano, me mueve a dar pequeños o grandes pasos, incluso a poder cambiar lo que me encuentro, me lleva a dejar una huella personal necesaria para el mundo.

La intención amorosa que está en todo, también me tiene a mí en el mismo centro de su corazón. Yo, como cualquier otra persona, soy hija única y privilegiada, puedo paladear el sabor de la vida y emocionarme con el amor que habita en mí.

El amor es Dios, ese es el gran descubrimiento. Dios no solo es amor sino que no es más que amor. Puede ser que lo que contiene el término “Dios” jamás llegue a entenderlo, pero sí entiendo qué es el amor, porque amo. Al final, todo depende de las palabras que utilizo para vivir, y del sentido que les doy.

Amor es la materia del universo, también de mi universo personal. No el amor como mandato, sino como experiencia de unión, armonía y grandeza.

Yo uso a Dios para vivir cada vez que te amo a ti y a tantos y tantas. De esta manera sencilla, el misterio se pone a mi alcance. Todos los añadidos que me llevan a la inquietud y el temor, los pone mi mente ignorante y totalmente centrada en sí misma.

Siempre vuelvo a las palabras de T. de Chardin: 

“Cuanto te deprima e inquiete es falso. En el fondo de tu alma coloca, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te llene de la paz de Dios.”

Solo amor es mi camino verdadero.