Mi deseo

 

Deseo que nos vayamos abriendo a la vida, avanzando en el conocimiento del ser que nos invade, para recibirlo con alegría y con ilusión.

“Abriéndonos”: no dejando puertas cerradas, porque todo lo que viene nos sirve, es para algo, por incomprensible que nos parezca y aunque nos provoque rechazo.

“A la vida”, que es lo máximo que podemos imaginar y lo único que tenemos. La vida es esa piedra preciosa siempre por descubrir. No podemos abarcarla con nuestro entendimiento, siempre se nos escapa su excepcional grandeza. Es nuestro atrayente misterio, personal y colectivo, imposible de explicar.

“Avanzando”, siempre en movimiento, más o menos consciente y voluntario, en este segmento de tiempo que supone nuestra vida en la Tierra.

“En el conocimiento del ser que nos invade”. Esta parte es la que tenemos siempre un poco pendiente. Como tenemos libertad para actuar, surgen las equivocaciones y las distracciones. No es determinante esta equivocación ni esta distracción, porque el ser que nos invade solo es amor incondicional y ya nos aceptó tal cual somos al iniciar este viaje.

“Lo recibimos con alegría y con ilusión.” Nuestra mayor conciencia y lucidez siempre va acompañada de ilusión, porque nos experimentamos a nosotros mismos como personas amadas y de esta manera entramos en el terreno de la alegría verdadera, que no está sometida a las circunstancias externas.

Este es mi deseo para el nuevo año: abrirnos a esa vida, ese rubí, que es nuestro misterio, avanzando paso a paso en la confianza y en la experiencia personal de ese amor infinito que nos da sentido y nos llena de alegría. 

Dice Rumí:

“Naciste de un rayo de la majestad de Dios

y tienes las bendiciones de una buena estrella.

Ven, vuelve a la raíz de la raíz de tu Ser.

Eres un rubí dentro de un bloque de granito.”