Es la misma vida la que nos sostiene a todos. Es el mismo impulso el que nos empuja a actuar. Es el mismo miedo nuestro compañero inseparable. Es la misma luz la que nos guía y el mismo amor el que respiramos.
Todos no somos iguales, aparentemente, pero somos idénticos en nuestra naturaleza más honda. Esto me es difícil de asimilar, en los razonamientos me extravío.
Mi decisión es buscar lo sencillo, no hacer problema de nada y sobre todo nunca añadir leña al fuego de la discordia. Se está muy bien sintiendo y comunicando la paz interior.
En este camino de buscar lo esencial, me he encontrado que hay algo más real que lo que vemos con los ojos y tocamos con las manos. He descubierto una perla, o un tesoro, que nada ni nadie me puede quitar. Tan solo yo misma, con mi actitud negativa, puedo poner impedimentos y dejarlo sepultado, pero mi tesoro sigue estando ahí. Siempre es y siempre está.
Esa perla está en nuestro centro: el corazón o las entrañas, según la cultura donde estemos. Es decir que nos constituye, es nuestra esencia. Es como una fuente de donde brotamos, de burbujeo constante, de frescura nueva cada día y de gozo.
Podemos decir que es un espacio de ternura, que está en todos los corazones humanos, aunque a veces tengamos que “caernos del caballo” o pasar por dificultades para que se nos abran los ojos y descubrirlo. Todo se alía a nuestro favor para que lleguemos hasta ahí, nada es azar. “Dios es ternura”, dice el Papa Francisco. Ternura infinita.
Abrámonos a ese tesoro que impregna nuestra vida, que es el amor sin condiciones y expresemos gratitud sin límites.
2 comentarios:
Dios es ternura. Sentirlo así es gratificante. Gracias
Ternura infinita…
La que acaricia el alma , repercute en el corazón y retorna al emisor: la mirada del amigo o amiga , los ojos de mis hijos o de mis nietos …
Infinita … como el Amor de los Amores .
Qué titulazo !
Gracias !
Publicar un comentario