El nuevo mundo

 Cómo andamos de ilusión y de esperanza, a qué altura están nuestros sueños, qué nos emociona o qué nos apasiona. 

Conviene hacernos estas preguntas en todos los terrenos en que nos movemos. Sin caer en el error de pretender separar con un bisturí invisible, la parte espiritual de la material. En ningún momento somos solo cuerpo o solo espíritu.

El trabajo, el ámbito familiar y social, las faenas de la casa, las relaciones de amistad, todo es parte principal en nuestra vida, por tanto atañe a nuestro cuerpo-espíritu, así lo podríamos llamar. 

Cómo andamos de ganas de cambiar el mundo, de aportar nuestro granito, de colaborar con nuestro Creador, y ponernos a co-crear en nuestro interior habitado y a poner pinceladas diferentes en nuestro entorno.

Cómo andamos de compromiso humano, de actitud de servicio y de rebeldía necesaria.

Porque con el paso de los años puede ser que algún sueño se haya quedado por el camino y que el desánimo se haya instalado en nosotros mismos, casi sin darnos cuenta.

Necesitamos estar a tope de ilusión y de ganas. Para qué vivir a medias, amar a medias, disfrutar a medias. Por qué perdernos las invitaciones de la vida y la increíble aventura que eso supone.

Para vivir esta aventura hay que estar libres, de ataduras, de esclavitudes, de etiquetas, de prejuicios.

Vivir en libertad es saber que el tesoro de mi vida es aquello que me trasciende, me ama y cuida de mí  en cada instante. Ante la evidencia de esto, renace la confianza y lo que era problema, ya no lo es, aunque siga estando ahí.

Se necesitan personas ilusionadas, soñadoras, positivas y auténticas, capaces de crear atmósferas diferentes, mundos nuevos.

No hay que olvidar que el nuevo mundo comienza siempre en nuestro interior.