lunes, 16 de abril de 2018

Yo de mi yo


Dice Tony de Mello: “No podrás experimentar nada que se encuentre más próximo a Dios que tú mismo. Dios es el fundamento verdadero de mi ser, el Yo de mi yo, y no puedo profundizar dentro de mí sin entrar en contacto con él.”

Profundizar en sí mismo y tomarse uno mismo es la llave más estupenda de tomar a Dios. Esto, como todo, no basta con decirlo, hay que vivirlo.

Tomarme con toda mi fragilidad, sin olvidar errores y malos momentos. Sin dejar a un lado inseguridades y tristezas. Abierta a todas las indicaciones que me señalan el camino y sintiéndome compañera y hermana de tantos que peregrinan a mi lado.

Llevo en mí el peso de costumbres y tradiciones, que me aprietan como un rígido corsé. Cómo caminar por espacios infinitos, donde no hay sendas marcadas ni puedo llevar equipaje.

Sin embargo, en mí misma tengo las ayudas necesarias, porque Aquel que es fundamento de mi ser y Yo de mi yo, sabe de mi debilidad. Y me ama. Solo necesito descubrir en mí esa dimensión íntima de profundidad, de infinito y de libertad. Sentir que lo más grande se expresa en mí y ponerme conscientemente a su servicio.

Al igual que un instrumento necesita estar afinado para que salga el sonido perfecto, yo también debo estar armonizada y preparada para que resuene en mí esa bella melodía divina que constituye mi esencia.

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