domingo, 5 de noviembre de 2017

Nueva mirada

Puede que no exista la felicidad en abstracto pero todos tenemos pequeños momentos de dicha, que uno junto a otro hacen la vida grande.
El amor es el marco en el que se realiza la vida. No hay que darlo por hecho o por sabido, hay que practicarlo, ir a por todas, expresarlo a cada momento. Tampoco dar nada por perdido, todo hay que pelearlo.
Uno puede decir: yo a mis hijos los quiero, pero ellos tienen que sentir ese amor, escucharlo y palparlo en palabras y gestos.
En lo grande nos podemos perder, en lo pequeño e inmediato, ahí sí que sabemos actuar. Por eso, cada jornada está hecha a nuestra medida. Así tenemos que verlo: no nos falta nada, ni nos sobra nada.
Si miramos nuestros días con esa convicción, nos invade la paz. Porque ya no tenemos que esperar que se solucionen los problemas para sentirnos bien.
Esa nueva mirada nos hace ver las cosas de otra manera, y ya no nos afectan hasta el punto de desequilibrarnos, porque ahora llevamos la calma interior a todas partes, y nos sienta tan bien que no queremos desprendernos de ella nunca más.
Un nuevo mundo se abre ante nosotros con esta actitud diferente, Un mundo de encuentro y aceptación entre hermanos. Eso es el paraíso.
Si hay gente que puede conseguir esto, yo también lo quiero para mí, y en ello pondré todo mi empeño. Me esforzaré en mirar siempre lo bueno y vivir en positivo. Abriré mis manos y tenderé puentes de confianza. Sobrevolaré sobre mis limitaciones para dar la bienvenida al único Sol que me ilumina y me da vida.

Dedicaré los días que me quedan a bendecir y bendecir. Sabiendo que en todo momento “el auxilio me viene del Señor”.

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