domingo, 15 de octubre de 2017

Cuerpo-espíritu

El cuerpo es nuestro templo más sagrado, tiene mecanismos complejos y sofisticados, en los que, dicho de un modo rudimentario, hay unas sustancias de la alegría que corren por nuestras venas, y también hay unas sustancias del estrés, que llevamos incorporadas.
Podemos potenciar con nuestra intención unas sustancias u otras para que vayan sanándonos o enfermándonos, porque todo está en nuestra mente.
Hay mucha sabiduría escondida en el funcionamiento de nuestras células y nuestras conexiones internas, la naturaleza que somos es perfecta.
Tenemos ejércitos de células reparadoras, que renuevan tejidos y conexiones. Cómo colaborar conscientemente con esta maravillosa obra de amor en acción que sucede en nosotros. Queriéndonos, valorándonos como criaturas divinas.
Celebrar y agradecer ese regalo, resaltarlo y sentirnos contentos con él. Si colocamos toda esa bella maquinaria en estado de gratitud, su fuerza es increíble.
No hay separación entre cuerpo y espíritu, todo es una unidad. Ese espíritu son los ojos con los que nos percibimos y el impulso con el que agradecemos.
La meditación y la oración, instrumentos imprescindibles y mágicos, son bálsamos, caricias interiores que nos animan a seguir. Nos sitúan ante una Presencia amorosa que disuelve nuestras tensiones, y nos une a las fuerzas reparadoras naturales que llevamos en nosotros mismos.
El resultado inmediato, que es nuestra más gran conquista diaria, es la paz interior. Nuestro cielo aquí y ahora.

Mi cuerpo-espíritu es mi único y maravilloso instrumento para interpretar la melodía para la que estoy aquí: mi canción agradecida de amor.

No hay comentarios:

El tablero de la vida

  En lo más cotidiano jugamos nuestra partida, nos alegramos y nos cansamos, planeamos y nos desanimamos, hacemos nuestras jugadas más brill...