miércoles, 24 de agosto de 2016

Sello femenino



La vía femenina es la capacidad de cuidar, acoger, sanar relaciones heridas, ayudar al más necesitado, tender puentes, construir terrenos de paz, expresar emociones, crear un mundo humano. Esta vía femenina la tienen tanto hombres como mujeres, aunque abunda más en estas últimas.
Yo soy mujer y me siento mujer. Me da alegría ver este sello femenino en mis entrañas. Y admiro la valentía de tantas mujeres en el mundo.
También admiro al Papa Francisco, que tiene plenamente esta vía femenina de estar con los que más lo necesitan, y no pararse en barreras a la hora de ayudar y de tender puentes de reconciliación. Porque esta parte femenina siempre es reconciliadora.
Tiene que ver con la capacidad de dar a luz, en sentido real y simbólico.
Con este sello femenino es más fácil vivir y relacionarse porque aquel que lo posee tiene actitud maternal con los demás: cuida, perdona, anima y alumbra confianza.
En medio de los conflictos, las quejas y dificultades, lo único que se necesita son esos pequeños actos de amor, que seamos capaces de abrir porciones de cielo allá donde estemos. La paz del mundo también depende de nosotros.
Hay una Madre que nos cuida a cada uno de nosotros, ese cuidado lo transmitimos a los demás de modo natural. Así expresa el profeta Oseas esa maternidad divina: “Yo guié a mi pueblo y lo enseñé a caminar, pero ellos no comprendieron que era yo quien los cuidaba. Con lazos de ternura, con cuerdas de amor, los atraje hacia mí, los acerqué a mis mejillas como si fueran niños de pecho, me incliné a ellos para darles de comer”. (Os 11,3-5).
Si se pudiera hablar en estos términos diría que Dios es mujer.

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