miércoles, 13 de mayo de 2015

De lo que trata la vida



De lo que trata la vida es de llegar a dar lo mejor de nosotros mismos. Es ser buen padre para los hijos, buena esposa y esposo, buen trabajador, buen compañero o amigo. O sea, que nuestra realización plena pasa por la bondad.
Cuando decimos de una persona que es muy buena, estamos diciendo el máximo piropo, el mayor elogio. Porque esa persona está en el sitio que le ha tocado estar, armonizando, posibilitando y pacificando siempre.
Estando con personas buenas yo reafirmo la bondad de mi corazón porque estas personas hacen fácil la vida de los demás.
De lo que trata la vida es de expresar lo mejor que llevamos dentro. Respetar y aceptar lo que nos va llegando “como elegido por nosotros”. Esto es muy fácil decirlo, otra cosa es llevarlo a cabo en medio de las dificultades diarias.
Hay una diferencia básica entre los problemas reales y los inventados. Si tú estás enfermo grave, eso es una realidad, pero si tú no duermes pensando que puedes enfermar, eso es inventado. Hasta que no te suceda, no le dediques tu preocupación, y aún cuando te enfermes, seguro que puedes encontrar motivos para luchar y para agradecer.
Estamos acostumbrados a cargarnos con problemas inexistentes, son todos los “qué pasaría si” o “y si sucede tal cosa”, de nuestra vida, que nos atenazan y nos quitan la calma tan necesaria.
De lo que trata la vida es de avanzar con la mirada puesta no en lo que encierra y ahoga sino en lo que une y posibilita. Mirando así siempre se encuentran motivos de alegría y concordia. Porque cuando comprendes lo que es importante, a lo demás no le das importancia.
Mejor vivir pensando que todas las buenas energías se han aliado para hacernos la vida más fácil, para suavizarnos los contratiempos que nos van llegando, para que caminemos sin temores añadidos.  
En cada amanecer se nos regala una nueva oportunidad para aprender, explorarnos y quitar lo que impide el paso de la alegría. Cuando conseguimos hacer esa faena prioritaria, todo lo demás viene rodado y podemos seguir creciendo hacia lo hondo.
Que ningún tropiezo o equivocación nos angustie, porque vivimos dentro del Amor que no puede dejar de amar, y somos amados y acogidos tal como somos. Vivamos siempre con confianza.

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