miércoles, 16 de febrero de 2011

Sólo Amor


“Dios no sólo es amor sino que no es más que amor”

Esta frase tantas veces leída y escuchada, es la clave de mi creencia.

Yo creo en el Amor Divino que es infinito, entrañable, seguro, acogedor. Y también rompedor, porque no se ajusta a intereses humanos ni a patrones rígidos, ni a artimañas.

Habitar en esta seguridad del amor, ahuyenta los miedos. El temor es lo contrario del amor.

El otro día, con un grupo de amigas, hablábamos de este tema, algunas creían en un Dios lejano, allá arriba, que luego nos tenía que premiar o castigar. Y se sentían absolutamente desamparadas. ¡No me extraña! No veían más allá del sufrimiento humano.

Los grandes creyentes nos dicen que la realidad, lo que sucede, es el querer de Dios. Viendo cómo está el mundo, decir esto es peliagudo, es de locos. Opinar así es cuestión sólo de fe.

Cuando yo le dije a mis amigas que morimos, no porque tengamos un accidente sino porque Dios así lo tiene previsto, se horrorizaron. ¿En los niños, en los jóvenes, también? Sí, también.

Hasta los cabellos los tenemos contados, y cada cosa cumple fielmente en su ser lo que Dios quiere que sea. Todo lo que sucede, seamos conscientes o no de ello, es el deseo de Dios que se realiza.

El misterio se ha hecho carne y se ha venido a vivir dentro de nosotros, ha tomado nuestro corazón, ojos, manos para sentir y hablar a través de las personas.

Es un lujo que Dios quiera hacer un viaje humano en nosotros. También con los seres inanimados y con todo lo creado hace su andadura. No estamos solos, la vida no es una ruleta, un azar, tenemos un universo que nos apoya. Cierto que nos somete a pruebas pero también nos da ayudas.

La vida es una manifestación del amor y no es otra cosa. Y eso es lo principal, el sentido, el motor de nuestra confianza. Y lo que da luz al mundo, y a nuestra vida diaria: tenemos unas entrañas de amor y una envoltura de amor, que afortunadamente no depende de nosotros, porque el amor se basta a sí mismo, es grande por sí mismo.

Nuestra auténtica misión es la de ser contemplativos de este amor y dar gracias. Todo lo demás es secundario.

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