miércoles, 6 de enero de 2010

Mis deseos de paz


Esta es mi felicitación de Navidad: A todos los que en algún momento han entrado en estas páginas y a los que nunca las leerán, les envío mis deseos de paz.
Paz para todos mis hermanos sobre la tierra.


Para los que tienen sed
y tienen hambre del infinito,
para esos pocos locos
que van sembrando
flores y versos por sus caminos.

Para los que no se conforman
con el rígido engranaje
de sus noches y sus días
y ponen todo su empeño
en acompañar al sol
con un arranque de fe y de alegría.

Para aquellos que creen que el amor
es el mismo aire que respiran
y que cada amanecer es un regalo
envuelto en luz y en armonía.

Para los que creen que su persona
es la mayor obra de arte,
el cuadro más inspirado,
la sinfonía perfecta,
el más bonito poema
y se asombran a cada instante
de su propia belleza.

Para los que ya abrieron su corazón
a las buenas noticias
que se transmiten de padre a hijo,
de siglo a siglo,
y no atienden la llamada de la razón.

Para los muertos que tienen vida,
para los vivos que yacen muertos
y aletargados
en las orillas de los caminos.
Son peregrinos del gran desierto,
con brotes de agua,
que es nuestro centro.

Para los que no creen en nada,
ni sienten hondo,
ni miran alto,
los que aún no han escuchado
el sonido de las aguas.

Para los que ya tiraron sus temores
por la ventana,
y sólo siguen andando
con motivos de alabanza.

Y para ti,
y para mi,
que estamos hechos de agua y luz,
no de tiempo ni de barro
porque la muerte
no ha podido con nuestro abrazo.

1 comentario:

cadman dijo...

gracias por tu contagiosa esperanza

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