Dicen que “cuando el sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo”.
Con nuestra persona, “nuestro dedo”, apuntamos hacia algo, expresamos algo, seamos o no conscientes de ello. Todo son señales anunciadoras, todo nos lleva hacia aquello que nos ha traído hasta aquí, nos constituye y a la vez nos trasciende. Si no estamos abiertos a esa sabiduría, nos pasa desapercibida.
Todos los momentos y todas las historias nos enseñan a caminar. Tenemos faros indicadores en forma de personas, situaciones, lecturas. También los errores nos enseñan caminos, porque por donde estamos rotos puede entrar la luz. Solo tenemos que detenernos y observar, estar atentos a tantas ayudas y tantas puertas que se nos abren. Nuestra manera de vivir está íntimamente unida a nuestra manera de mirar y a nuestro nivel de conciencia.
En cada momento estamos en casa. Todo forma parte de un plan, este aquí y ahora ha sido diseñado para nosotros desde toda la eternidad, para aprender y para crecer. Lo que ocurre lo necesitamos para este aprendizaje. El sufrimiento nos llega cuando no aceptamos, es la resistencia de nuestra mente.
No podemos estar pasivos, sino ponernos en marcha cada día, con lo que somos y tenemos. Todo es camino. Todo son oportunidades para agradecer y para abrir nuestros brazos a la realidad de la vida.
Rilke: “Quisiera abrazarte como te abraza la tierra, con mi madurez madura tu reino”.
1 comentario:
"Si no estamos abiertos a la sabiduría
Está pasa desapercibida"
No nos quedemos mirando el dedo.
Gracias Conchi.
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