“La
vida espiritual es un movimiento de conversión permanente. Se trata de avanzar
allí donde yo estoy con la luz que Dios me da en este momento.” (Lafrance).
Avanzar con lo que tengo: sea
bienestar o no, y con la luz que se me regala, sea mucha o poca.
Qué importante seguir avanzando
incluso cuando los acontecimientos se tuercen y suceden cosas que no
esperábamos ni hubiéramos deseado. Pero todos los sucesos no deseados también
son necesarios. Ese es el momento cumbre, la prueba de fuego, porque cuando
todo va bien, qué merito tiene.
Ese es el momento de soltar nuestra
idea preconcebida, soltar nuestra programación particular, hecha a nuestra
medida y decir: no puedo con esto, te lo doy a ti, me abandono a ti.
Da igual lo que suceda, siempre
podemos encender la luz de la fe que llevamos en nosotros. Los momentos de crisis,
en los que los cimientos se tambalean, y las certezas de las que siempre nos
rodeamos no nos sirven para nada, son los de mayor movimiento interior.
Cuánto nos cuesta aprender que no
mandamos ni dirigimos nuestra vida, que no tenemos el papel principal en esta
representación, pero sí se nos concede ser observadores, agradecidos en lo bueno
y en lo malo, clasificación falsa que solo está en nuestra mente, porque en
este instante eterno que vivimos “todo ha sido visto bueno”.
Vamos a unirnos a la fiesta que es
la vida, que nada nos robe la ilusión y la entrega. Los salmos nos repiten
muchas veces: “cantad y alabad”.
Esa es la actitud que quiero para
mí, por eso voy a entonar cánticos y alabanzas en todo momento. Y cuando me
pregunten diré: es que yo he elegido confiar.
1 comentario:
¡¡Soy yo!! Ningún marino aprendido a navegar con el mar 🌊 en calma. No tengo ni idea si soy espiritual o no. Me siento una buscadora de la verdad. Y me gusta creer que Dios existe y nos Ama. ♥️🙏
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