Habla el P. Arrupe en un bellísimo párrafo
de la importancia de encontrar y enamorarse de Dios. Porque eso es determinante
en nuestra vida: “acaba por ir dejando su huella en todo”.
Aquello de lo que te enamoras o te
apasionas, ocupa tu mente y tu corazón, tus horas libres, tu imaginación y tus
sueños.
El que se apasiona por la jardinería,
busca información, pregunta, se mueve para saber cómo tiene que cuidar su
jardín. El que ama la música, se deleita escuchándola, interpretándola, dedica
su tiempo libre a ello... El amor a Dios tiene la característica de englobar
todos los otros “amores”, porque no se da al margen de nuestra vida.
La persona que está tocada por esta pasión
experimenta sin remedio un cambio de perspectiva, una nueva mirada. Este cambio
le lleva a independizarse del qué dirán, de la opinión de los demás, de la
necesidad de tener razón o de los juicios negativos sobre sí mismo. Y también
le lleva a no tener que defenderse ante nadie.
Muchos de los problemas suelen ser enredos
psicológicos que se arrastran año tras año, y se pueden desactivar con mayor o
menor esfuerzo. Otros, son egoísmos más o menos encubiertos, y rabietas de niño
pequeño.
Leí que “la vida parece imposible sin un espejo”,
estamos siempre mirándonos a nosotros mismos, porque el ego domina nuestras
vidas. Eso es lo que nos llena de ansiedad.
Al enamorarnos de Dios, pasamos a confiar
sin exigir nada, y como consecuencia de esa confianza nos llenamos de paz.
Esa paz nos es completamente necesaria
para seguir caminando.
1 comentario:
¡¡Soy yo 🕉!! Completamente de acuerdo con tigo en que la paz con Dio es necesarine A mi me es necesaria para poder ve las cosas del mundo de otra manera.😘🙏♥️
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