miércoles, 23 de abril de 2014

Tengo algo que decir


Tengo algo que decir, la vida no me tiene indiferente, tengo unas palabras que me salen como perlas, como dardos enamorados.

Tengo unas ganas que me impulsan a soñar y alabar, también se me han concedido unos corazones amigos que viven conmigo, vivo en familia y en sociedad. Saboreo todos los días el cielo azul que está sobre mí, con sus asombrosos cambios de luz y de matices.

Y bebo, a pequeños sorbos, lo que la vida me va dando. Disfruto de una energía poderosa que comparto con todo el universo.

Muchos tesoros tengo depositados en mí.

Tengo cosas que decir, repito. Tengo un mensaje para ti, hermana, hermano. Pero nadie piense que soy responsable de lo que digo, es decir no puedo responder o dar explicaciones de mis palabras porque yo solo soy trasmisora, pasan a través mío.

Mi mensaje es de paz y de enhorabuena. Te felicito por estar aquí, has nacido, se te ha dado la oportunidad de postrarte ante el misterio de la creación, de admirarte ante todas las fuerzas que te envuelven y te empujan siempre hacia adelante, de dar la bienvenida todos los días al sol que viene a hacer posible la vida y de sentir dentro de ti la dicha de ser, que es infinitamente más grande que la de poseer.

La vida es para algo, nos quiere decir algo, y los días se nos han concedido para aprender su significado. Desde el primer día hasta el último, aprendemos. Los días de mayor oscuridad también sirven y son necesarios. Todo sirve a todo, porque estamos dentro de la armonía universal, donde no hay errores ni equivocaciones.

Estamos aquí para ser felices. Aceptemos la alegría. Ser dichosos en medio de las dificultades de la vida, ese es el verdadero testimonio. Porque ser dichosos cuando todo va bien no tiene ningún mérito.

En el sufrimiento, en el fracaso, actuar como auténticos testigos de la presencia divina que nos empuja a vivir con confianza y amor, pase lo que pase.

Si nos cerramos a la alegría nos cerramos a Dios. Estar triste o temeroso da la medida de nuestro egoísmo y desconfianza.

Mi mensaje es el de un corazón enamorado, que ve los infinitos gestos de amor que la vida tiene con todas las criaturas y que anima a los caminantes fatigados a renovar su ilusión y su esperanza para llegar a sentir dentro de ellos la ternura de Dios.

“La alegría ha comenzado. Tenemos que ser felices inmediatamente, absolutamente, desde ahora; si no, no lo seremos jamás”. (Louis Evely).

No hay comentarios:

Nuestra esencia

  Formamos parte de la única energía que existe, por tanto nos comunicamos en todo momento algo luminoso. Con nuestra sola presencia enviamo...