Qué pasaría si algún personaje como el
Dalai Lama, Teresa de Calcuta, el papa Francisco, Gandhi, nos dijeran: “Hoy me
voy a quedar en tu casa”. Qué pasaría si nos lo dijera Jesús.
Esas palabras se las dijo Jesús a Zaqueo
que se tuvo que subir a un árbol para poderlo ver de cerca. Porque entonces no
había internet, ahora para ver de cerca a los grandes líderes espirituales entramos
en youtube y así nos enteramos de lo que hacen, escuchamos sus palabras, sus
gestos, nos informamos de sus actividades.
Lo primero que pensaría es que yo no soy
digna de esa visita, no sé qué pensaría Zaqueo. Jesús iba precedido de
muchísima fama, de hombre santo que hacía curaciones increíbles, le seguía una
multitud de gente allá donde iba.
Me asustaría pensar que se va a quedar en
mi casa. Tendría que renovarme por dentro y por fuera, marcaría un antes y un
después en mi vida. Sería una auténtica “pasada”, como se dice ahora.
Hablaría con él. Quizá le pediría
“recetas”, es decir: ¿Qué hay que hacer para…? ¿Cómo se consigue avanzar…? ¿Qué
es lo más importante que tenemos…? Y también le pediría: háblame del buen Padre
Dios, tú que sientes su presencia tan dentro de ti.
Sabemos que lo que sucede en el
Evangelio es sencillamente un modelo o un ejemplo de lo que actualmente nos
sucede a nosotros. Los relatos, los pasajes, los mensajes son para aplicarlos
aquí y ahora, en mi vida, en mis circunstancias.
Si a Zaqueo le dice: Hoy me quedo en tu
casa. Esas mismas palabras me las dice a mí, pero yo no me he enterado, y se da
la circunstancia de que ahí tengo a mi visitante sin que yo me haya dado cuenta
de que me visita. Un poco triste para él, muy propio de los humanos por mi
parte.
Está claro que no me he enterado porque
de haberlo hecho mi emoción sería enorme, mis días serían una fiesta, dentro de
mí se iniciaría una auténtica revolución, un cambio o conversión.
Quiero que mis días sean un diálogo
ininterrumpido con mi huésped divino, compensarle por tantos desplantes que le
he dado, ilusionarme y adornar mi corazón con bellos hechos, bonitas palabras,
gestos tiernos.
Bondad y ternura, ese sería el resumen
de mi proyecto vital, para estar conectada con aquel que solo es amor y se ha
quedado a vivir en mi casa.
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