Encontrar tiempo para escuchar a tu
corazón y dirigir tu vida en la dirección que tú deseas.
Conectar con lo más profundo que hay en
ti. Relajarte y sonreír a la vida.
Reconciliarte contigo mismo, perdonarte
los errores y los fracasos, animarte a seguir. Levantarte y caminar.
Tú eres quien mejor te conoce, regálate
lo que te gusta, pon la música que te mueve, elige la cara que quieres llevar,
la actitud con la que te sientes mejor persona.
Elige hacer lo que te gustaría ver en
los demás, da la mejor versión de ti mismo.
Todos estos deberes que estoy poniendo
pueden resultar muy costosos de hacer, porque no estamos acostumbrados a tanta
positividad, porque está más de moda el mal humor, la queja y el enfado.
Pero en la pequeña gota dentro del
océano, que es mi vida, yo dirijo y pongo y quito según mi deseo, y cuento con
toda la fuerza de las aguas, o lo que es lo mismo con la ayuda de mi Espíritu
amigo.
El océano divino está a mi servicio, esa
es la mejor noticia y la mayor alegría, la que da serenidad a mi vida, porque
me sé protegida, y ayudada hasta el infinito.
Y aunque a veces vaya zarandeada por
problemas y tensiones, siempre tengo un refugio seguro, una roca firme que no
me abandona, y eso le da una visión o un matiz radicalmente diferente a todo
cuanto me sucede.
Ya no estoy yo sola frente a los
problemas, frente a un universo hostil. Es decir, no estoy enfrentada a nada,
sino que estoy inmersa en la bondad y la belleza de todo lo creado.
Y a esta conclusión se llega cuando se
escucha al corazón y se reconcilia uno consigo mismo.
Esto es un proceso que dura todos los
años que vivimos. Nuestra vida es nuestro peregrinaje, donde lo importante y
apasionante es el paso a paso diario. Por eso, no despreciemos los pequeños o
grandes problemas con que nos encontramos porque serán la ocasión para que
saquemos lo mejor de nosotros mismos, y aunque no salgamos victoriosos, la vida
nos sigue dando oportunidades y siempre podemos empezar de nuevo.
Inicia tus deberes con la vida que
llevas dentro. Si no lo habías hecho antes, trata de sacar partido a tus dones,
no los dejes sepultados o abandonados, disfruta de tu tiempo, alégrate aunque
pases por dificultades, elige ser feliz.
Camina con humildad, pero también con
firmeza porque eres un hijo, una hija de Dios sobre la tierra. Maravillosa
manifestación del Ser.
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