domingo, 31 de enero de 2010

Nguyen van Thuan


Cardenal Van Thuan
Vivir el presente
“ Me llamo Francisco Nguyen van Thuan y soy vietnamita... Hasta el 29 de abril de 1975 fui, por ocho años, obispo de Nhatrang, en el centro de Vietnam. Cuando los comunistas llegaron a Saigón, me dijeron que mi nombramiento era fruto de un complot entre el Vaticano y los imperialistas para organizar la lucha contra el régimen comunista. Tres meses después fui llamado al palacio presidencial para ser arrestado: era el día de la Asunción de la Virgen, 15 de agosto de 1975.
Esa noche, durante el trayecto de 450 km que me lleva al lugar de mi residencia obligatoria, vinieron a mi mente muchos pensamientos confusos: tristezas, abandono, cansancio. Pero en mi mente surge claramente una palabra que disipa toda oscuridad, la palabra que Mons. John Walsh, obispo misionero en China, pronunció cuando fue liberado después de doce años de cautiverio: “He pasado la mitad de mi vida esperando”. Es una gran verdad: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación. Pero después decidí: Si me paso el tiempo esperando quizá las cosas que espero nunca lleguen. Lo único que con seguridad me llegará será la muerte. Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor; pero ¿cómo?.
Una noche viene la luz: “Francisco, es muy simple, haz como San Pablo cuando estuvo en prisión: escribía cartas a varias comunidades”. (Así fue como comenzó a escribir cartas que luego compusieron los libros por él escritos.)
Una vez, la Madre Teresa de Calcuta me escribió: “Lo importante no es el número de acciones que hagamos, sino la intensidad del amor que ponemos en cada acción”.
¿Cómo llegar a esta intensidad de amor en el momento presente? Pienso que debo vivir cada día, cada minuto, como el último de mi vida. Dejar todo lo que es accesorio, concentrarme sólo en lo esencial. Cada palabra, cada gesto, cada conversación telefónica, cada decisión es la cosa más bella de mi vida; reservo para todos mi amor, mi sonrisa; tengo miedo de perder un segundo viviendo sin sentido...

Jesús,
ayer por la tarde, fiesta de la Asunción de María, fui arrestado.
Transportado durante toda la noche de Saigón hasta Nhatrang, a cuatrocientos cincuenta kilómetros de distancia, en medio de dos policías, he comenzado la experiencia de una vida de prisionero.
Hay tantos sentimientos confusos en mi cabeza: tristeza, miedo, tensión;
Con el corazón desgarrado por haber sido alejado de mi pueblo.
Humillado, recuerdo las palabras de la Sagrada Escritura: “Ha sido contado entre los malhechores” (Lc 22, 37).
Pero en este mar de extrema amargura, me siento más libre que nunca.
No tengo nada, ni un céntimo, excepto mi rosario y la compañía de Jesús y María.
De camino a la cautividad he orado: “Tú eres mi Dios y mi todo”.

Jesús,
no esperaré; vivo el momento presente colmándolo de amor.
La línea recta está formada por millones de puntitos unidos entre sí.
También mi vida está integrada por millones de segundos y de minutos unidos entre sí.
Dispongo perfectamente cada punto y mi línea será recta.
Vivo con perfección cada minuto y la vida será santa.
El camino de la esperanza está enlosado de pequeños pasos de esperanza.
La vida de esperanza está hecha de breves minutos de esperanza.
Como Tú, Jesús, que has hecho siempre lo que le agrada a tu Padre. Cada minuto quiero decirte: Jesús, te amo; mi vida es siempre una “nueva y eterna alianza” contigo.”

Residencia obligatoria
Cay-Vong (Nhatrang, Vietnam Central),
16 de agosto de 1975,
día siguiente a la Asunción de María

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor..."

“Lo importante no es el número de acciones que hagamos, sino la intensidad del amor que ponemos en cada acción”

GRACIAS mi Maestra.

Revelación

  Me gustaría dar gracias por este lugar en el mundo desde el que contemplo y en el que amo. Lugar en el que descubro la sencillez a la vez ...