
"A Dios no se le fija la cita ni en el tiempo ni en el lugar, se camina hacia su encuentro humilde y pacientemente. Y Dios sostiene nuestro lento caminar, aunque no veamos cómo.
Hay que buscar incesantemente la presencia de Dios, rezar siempre. “Amar con ternura y andar humildemente con tu Dios”.
Es la gran verdad, Dios me mira sin cesar, su bendición es su mirada, cuando nos damos cuenta de esto, todo cambia.
Ninguno de nosotros es obligatorio. Si existo en este momento, si estoy presente ahora, si duro todavía un poco, es porque Dios me sostiene ahora, minuto a minuto, en la existencia. Soy un pensamiento de Dios.
Mirar a Dios está bien, pero es mucho mejor mirar a Dios, que me está mirando. Como las madres que pasean a su bebé, le miran extasiadas y le sonríen aunque el pequeño duerma o la mire. ¡Y cuando se trata de Dios, y yo capto su sonrisa!
¿Qué hacer para acordarme de mirar a Dios que me mira? Nada es pequeño cuando lo que se pretende es grande, y en este caso es el mismo Dios. Hay que aprender a estar solo cada vez que la vida nos ofrece una pausa: mientras la comida se hace, esperamos el metro, subimos una escalera, paseamos.
Cada momento trae un deber que hay que vivir con fidelidad.
La vida de cada día en presencia de mi Padre es el secreto de la oración y de la paz."
(Jacques Loew, 1908-1999)
Hay que buscar incesantemente la presencia de Dios, rezar siempre. “Amar con ternura y andar humildemente con tu Dios”.
Es la gran verdad, Dios me mira sin cesar, su bendición es su mirada, cuando nos damos cuenta de esto, todo cambia.
Ninguno de nosotros es obligatorio. Si existo en este momento, si estoy presente ahora, si duro todavía un poco, es porque Dios me sostiene ahora, minuto a minuto, en la existencia. Soy un pensamiento de Dios.
Mirar a Dios está bien, pero es mucho mejor mirar a Dios, que me está mirando. Como las madres que pasean a su bebé, le miran extasiadas y le sonríen aunque el pequeño duerma o la mire. ¡Y cuando se trata de Dios, y yo capto su sonrisa!
¿Qué hacer para acordarme de mirar a Dios que me mira? Nada es pequeño cuando lo que se pretende es grande, y en este caso es el mismo Dios. Hay que aprender a estar solo cada vez que la vida nos ofrece una pausa: mientras la comida se hace, esperamos el metro, subimos una escalera, paseamos.
Cada momento trae un deber que hay que vivir con fidelidad.
La vida de cada día en presencia de mi Padre es el secreto de la oración y de la paz."
(Jacques Loew, 1908-1999)
No hay comentarios:
Publicar un comentario