Me pongo en camino con la voluntad de encontrar los tesoros que son para mí, con los sentidos alerta, mirando hacia mi interior habitado.
Siempre tengo más y más libertad por estrenar. Y no puedo dejarlo para después, ahora es el momento, no tengo otro. Porque vivo en este único día que engloba días y noches, tiempo y no tiempo.
Sé que siempre hay más profundidad disponible para conquistar, y más paz y armonía a mi alcance. Además tengo que rescatar la alegría que está oculta para poder ofrecerla al mundo.
No importa si no lo hago bien, si me propongo unas cosas y hago otras, eso es la manifestación de mi propia imperfección. No me desanimo por ello, porque en cada momento puedo comenzar de nuevo, hay demasiados tesoros escondidos que yo tengo que sacar a la luz. A veces mi única faena es, sencillamente, quitarme de en medio, no pretender ser el centro o tener opinión de todo, y dejar actuar a la misma vida que tiene sabiduría acumulada. Siempre recuerdo la cita: “la tierra produce por sí misma”.
Me relajo cuando sé que la mente no es dueña de la vida y que no tengo que dar tanta importancia a los pensamientos que son eternamente cambiantes. Tengo sensación de alivio cuando oigo decir que todo está bien, que los conflictos y las tensiones ocupan el lugar que tienen que ocupar.
La vida es demasiado grande, misteriosa, inabarcable para que yo pueda entenderla o explicarla. Misión imposible. Sin embargo, cuando llega hasta mí el regalo de tantos encuentros afortunados y la ternura de tantas miradas, sé para qué estoy aquí, y los tesoros de la vida que ando buscando se me muestran en todo su maravilloso esplendor.
1 comentario:
"En cada momento puedo comenzar de nuevo"
Es un regalo enorme, nunca estamos demasiado lejos para volver al Padre, al la vida plena. Gracias Conchi.
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