Cuando la mente me lleva a cuestionar todo, los pensamientos se hacen los dueños y las preocupaciones se instalan. De este modo abandono el cuidado del momento presente que es lo único seguro que tengo, porque es mi realidad.
Por qué estar en lo que pasará o en lo que pasó. Por qué no centrarme en cada instante, en el que respiro, siento, camino. No es necesario más.
La sencillez de las pequeñas cosas, de los entornos cercanos donde me desenvuelvo, unida a la aceptación y la entrega, me trae el preciado mensaje siempre esperado y bien recibido que me dice que todo está bien y puedo confiar.
Es una confianza esencial para poder vivir, que se me pega a la piel y transforma todos mis paisajes, también los interiores. Si no la tuviera me llevaría a la desesperanza de no tener ningún asidero de luz. Es mi refugio firme y seguro para transitar la vida, para que no me amenacen mis fantasmas personales, y poder sentir que el suelo está bajo mis pies.
Con el paso de los años todo se transforma en aprendizaje necesario para superar etapas y abrir espacios nuevos siempre de más luz y más calma, porque todo me lleva a una nueva manera de ser y de estar en el mundo.
Una profunda corriente de energía me une a todo y a todos. Siempre tengo motivos para la alegría, para el encuentro feliz, para el abrazo. Atesoro momentos de paz. Busco y encuentro la manera de agradecer en todo. Y así van pasando los días, los años.
1 comentario:
Por qué no centrarme en la
Sencillez de las pequeñas cosas
En la confianza esencial para vivir
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