Diálogo interior

 

Es fundamental fiarnos de la misma vida, que nunca nos quiere tender trampas ni perjudicar. Cuántas veces es nuestro ego el que nos hace ver cosas que no son, y señalar siempre hacia afuera como la causa de todos nuestros males.

Cada persona tiene que encontrar su tono, su manera de estar en el mundo de modo auténtico. A cada momento elegimos. Cada una y cada uno que se detenga a hablar consigo misma/o, en un diálogo interior necesario para valorar qué cosas le sientan bien en su caminar, cómo está su nivel de esperanza. No es difícil, si no buscamos la perfección, que nunca existe. Es decir, si damos cabida en todo este asunto a los errores, a los pasos atrás y a los estancamientos, porque todo forma parte de un proceso natural por el que tenemos que pasar y que al final siempre nos lleva a avanzar.

Cuando nos atrevemos a ser nosotros mismos, reconectamos con ese interior nuestro siempre en calma, recuperamos los recursos necesarios para vivir desde dentro y dejamos de depender de las circunstancias externas, de lo que nos dicen o nos hacen. Es decir, no le dejamos el control de nuestra propia paz a cualquiera que pasa por nuestro lado. 

Situarnos confiadamente en el presente inmediato nos quita muchos sufrimientos innecesarios sobre qué pasará o qué pasó. Este anclaje en el aquí y el ahora es lo que nos da calma.

Igual que la alegría difunde alegría, la confianza ante la vida, también se transmite a los demás.

No es fácil dar ese salto a la confianza total, pero tampoco es imposible, es una elección. Creo sinceramente que a esta vida hemos venido a aprender eso y que las personas plenamente realizadas son las que lo han conseguido.