domingo, 11 de febrero de 2024

Hambre

 


Yo, como todos, voy con hambre por la vida. Hambre de certezas y de sentido. De más amor y de más vida.

Siempre busco para saciarme más alimento, en forma de palabras, de gestos, de amaneceres, de escogidos mensajes a mí destinados. Todo me habla y aprendo poco a poco a descifrar o descodificar las señales que recibo, usando la confianza y la apertura. Porque todo, todo, es pura señal, palabra pronunciada en el espacio y el tiempo, igual que yo. 

El hambre me hace mendigar momentos, probar sendas, iniciar travesías únicas. Lo que significa ser buscadora o aventurera y también vivir siempre esperanzada.

No siempre veo las ayudas que recibo porque me distraigo de lo esencial con frecuencia, y me quedo en las cosas accesorias, o en lo urgente, no en lo importante.

Sin embargo, todo es un buen punto de partida, cualquier fallo o imperfección me hace ver mi fragilidad y ese es el lugar desde donde empezar a caminar y a cambiar.

El momento presente vivido desde la humildad y la aceptación es el mejor aprendizaje, ahí es donde se me da la luz necesaria, por pequeña que sea, y me brota la gratitud. La presencia en el presente es la clave, y es lo que más cuesta.

La vida vivida en profundidad, es decir la vida espiritual, me vincula a todo y a todos de una manera que ni puedo imaginar. Estoy hermanada con todo desde lo hondo de mi ser, desde lo que soy en verdad. 

La bendición del hambre nos iguala y nos convierte en hermanas y hermanos. Junto a ellas y ellos, soy una más, construyo el mundo, aprendo y vivo.


2 comentarios:

José dijo...

Hambre de humildad y aceptación de lo esencial aquí y ahora

Mónica Inés Pretel dijo...

Todo me habla y de todo aprendo si logro vivirlo "con humildad y aceptación", la bendición del hambre, que nos mueve a la búsqueda nos Iguala a todos.
Me encanta.

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