“Transitar de una manera nueva por lo de siempre”. Vivir lo de todos los días con otros ojos, con otro ritmo y con otro tono. Construir una nueva existencia con otras palabras, porque las palabras son nuestros ladrillos para levantar la nueva casa.
Mover muros y puertas cerradas, abrir horizontes de luz y de confianza. Cambiar nombres para crear de nuevo las cosas. Sobrevolar normas establecidas, intercalar sorpresas, somos creadores de nuestros días. Podemos escribir nuestra nueva vida, esa que nos está esperando.
Las contrariedades, los reveses, las pequeñas limitaciones, pretenden separarnos de ese verdadero yo que duerme en nosotros esperando una oportunidad para despertar y actuar en todas nuestras decisiones y caminos. La fuerza de ese yo es superior a todo lo que hemos experimentado hasta ahora.
Que nuestros gestos de apertura y cercanía den sentido a nuestros días y que nuestras oraciones no estén vacías, es decir, que no sean solo ruido.
Nadie nos enseña a abrir esos ojos interiores que nos llevan a bendecir la vida y abrazar este presente cargado de regalos. No suelen educarnos el corazón para abrirnos a las necesidades del que está a nuestro lado. No se nos enseña sensibilidad.
Hay un individualismo extremo en el que vivimos, y nos da una mirada distorsionada de la realidad, funcionamos como islotes separados unos de otros, cuando somos unidad esencialmente.
Sin embargo, en medio del caos no se nos muere la esperanza porque confiamos en que el amor es la palabra definitiva sobre todas las cosas. Y eso nos hace ponernos a su servicio, y nos lleva al compromiso.
Nos convertimos en “guerreros” al servicio de ese amor, y es lo más grande que nos puede suceder.
1 comentario:
Educarnos para la sensibilización
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