domingo, 25 de marzo de 2018

Algo quiere decirse


 “Dentro de mi corazón tengo oídos
y lápiz y papel guardados,
para recoger y almacenar gotas preciosas
de ese manantial que brota y brota.”
Al releer esta poesía mía, pienso que mi corazón tiene prisa por comunicar el mensaje de la calma y de la confianza. Pero yo no sé nada. Me uno a las palabras de Pablo d´Ors: “La palabra escrita te está revelando cosas que tú no sabes. El texto es mucho más inteligente que tú. Tú eres un puro transmisor, un puro médium de una voz que quiere decirse.”
Creo que esto se puede aplicar al proceso de la escritura y también a cualquier ámbito de la vida. Algo quiere decirse a través de cada uno de nosotros. La bondad está pidiendo paso a gritos, y lo consigue, aún en las circunstancias más difíciles. Un ejemplo reciente es el asesinato del niño Gabriel: en medio del dolor, en sus padres queda la alegría del amor recibido por toda la buena gente que les ha acompañado.
En todas las creaciones humanas, en todos los proyectos y en todas las relaciones, el amor va dejando su huella, es imparable. Es la única fuerza real en esta vida. Pero es posible que nosotros no lo veamos así, porque nos hemos alejado de las profundidades personales en las que se origina la vida. Nos hemos quedado en la superficie y en lo accesorio.
Dejemos que se exprese esa voz que está en cada uno de nosotros, con nuestro necesario equipaje de oración, sencillez, actitud compasiva y de acogida, y por supuesto, silencio.
Un silencio cargado de sentido: callarnos nosotros para que se le escuche a él. Como dice el salmo: “la máxima sabiduría es escucharle y honrarle”.

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