domingo, 31 de mayo de 2015

La faena de limpieza



Estoy en una matriz, una madre, que me ha engendrado en sí, junto a toda la naturaleza de la que formo parte, con la existencia recibo un beso de amor. Soy frágil y a la vez enormemente poderosa. Mi composición es la misma de las estrellas más lejanas y soy miembro del coro de voces de la creación. Tan solo con existir participo de todas las bendiciones que han llegado a mí a través del aire. Si además, amo, entonces soy creadora de mi universo.
Lo más difícil de mi tarea es la faena de limpieza. Tengo que limpiar cada día mis espacios, para que pueda ver la llegada del sol que me ilumina.
Esa tarea a veces es costosa y dura, pero el resultado merece la pena porque nos cambia la vida. Es un proceso de desprenderse de cosas innecesarias y suciedad que se nos ha adherido a la manera de ser, para así poder ver las cosas de otra manera: como el que sube a un escalón superior y lo ve todo con una perspectiva nueva.
Pensemos en la limpieza de la casa, no nos sentimos igual en un espacio sucio y desastrado que en uno limpio.
Desde pequeños nos hemos contaminado de cosas que no nos sirven, como por ejemplo, meterse en la vida de los demás. Si miramos alrededor veremos que esa es la actividad preferida por la mayoría: descalificar las acciones de los otros, sencillamente porque nosotros no lo hubiéramos hecho así.
Es bastante complicado dar marcha atrás a esos juicios de valor y a esa condena permanente, porque esa sucia costumbre se nos ha pegado a los huesos y ya lo vemos como algo natural.
Solo en nosotros mismos podemos influir y cambiar cosas. Opinar de nosotros, de nadie más. Imposible parece esto. Porque nuestra vida social se basa sobre todo en “decir” del que no está, y no precisamente cosas buenas.
En la matriz a la que pertenecemos, todos tenemos la misma dignidad, por eso hemos nacido, porque hemos sido visto buenos para la vida.
En nuestra faena de limpiar rincones, veremos enseguida el resultado, nos sentiremos más a gusto, con más luz y claridad. Y tendremos una mayor consciencia para ver la suciedad que nos llega día tras día. El primer paso para eliminarla es verla: es un trabajo de concienciación el que tenemos por delante.

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