Dejarme reconducir una y otra vez por la sabiduría que rige la vida, esa es mi tarea siempre necesaria, porque no dirijo yo. La vida me camina, me conduce, me hace nacer en un lugar, en un tiempo y me rodea de unas circunstancias concretas, que yo no elijo.
No es tarea fácil porque siempre quiero imponer mis planes, mis razonamientos, mi lógica tan humana de la eficacia y el éxito. Tengo que aprender a abrazar momentos inútiles, de vacío y desánimo, sabiendo que todo tiene su lugar y su porqué.
Me va a llevar todo mi tiempo aprender a vivir y a fluir con los acontecimientos. Desprenderme de mi ser egocéntrico y dejar que actúe la vida, con las ayudas que siempre trae.
Mi visión limitada solo me deja ver una pequeñísima parte del total, por eso necesito confiar y dejarme llevar o guiar.
La vida tiene tantos matices, tanto surtidores de luz, tantos recovecos aparentemente inútiles, sin embargo, todo es por algo. Soltemos las riendas, no dirigimos, somos conducidos y nuestro destino es el amor que todo lo invade y todo lo acoge con ternura.
Si miramos todos los conflictos que nos rodean parece locura decir todo esto, sin embargo, miremos nuestro interior en calma y la infinidad de gestos compasivos que inundan el mundo, son nuestra realidad sagrada, la única verdad.
“No te inquietes por las dificultades de la vida, por sus decepciones. Cuanto te deprima e inquiete es falso. Toma como fuente de energía y criterio de verdad todo aquello que te llena de paz.
(Teilhard de Chardin).
1 comentario:
Me va a llevar toda la vida aprender a vivir y a fluir con los acontecimientos
Desprenderme de mi egocentrismo y dejar que la vida actúe.
Tal cual Conchi nos cuesta aprender. Hermosa enseñanza.
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