Jeff Foster: “Lo que sucede es lo que tiene que suceder”.
Si lo entiendes o si no lo entiendes, las cosas
son como son. Esta verdad tan sencillamente enunciada quiere decir que la
realidad ya es, al margen de nuestras entendederas y nuestras protestas.
Dice Thomas Merton: “En todo cuanto sucede, mi único deseo y mi única alegría debería ser
saber: “Esto es lo que Dios ha querido para mí”. “Mi alimento es la voluntad de
aquel que me hizo y que ha creado todas las cosas para darse a mí a través de
ellas”.
Muy difícil para nuestra mentalidad egocéntrica
y autosuficiente aceptar esta sumisión absoluta que supone la vida para la
persona de fe. Aunque también supone la máxima fortaleza porque toda mi energía
es la única Energía.
Hay que acostumbrarse a decir: “Esto es lo que
Dios quiere para mí”. No solo ante las cosas que nos gustan, ahí lo tenemos
fácil, sobre todo en las que no nos suceden como nosotros quisiéramos.
Lo mejor es que cuando hay aceptación la vida
nos cambia, y lo que parecía tan grave ya no lo vemos tanto.
A veces chocamos con los acontecimientos no por
ellos sino por nosotros mismos, porque no queremos “dar nuestro brazo a torcer”
en tantas cosas. El obstáculo sencillamente está en nosotros: ese ego que
quiere ser visto en todas partes y hace que allá donde vayamos atraigamos los
problemas y acumulemos tensiones.
Si alguien no quiere imponer su punto de vista
y acepta plenamente el del otro, poco conflicto puede haber. “Si uno no quiere,
dos no pelean”.
Aceptar todo tal como viene es el mejor medio
para vivir en armonía y para ser sabios.
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