Ser yo misma, con paciencia y confianza, llegar a ese lugar que es mi casa interior, donde suena la música del alma, de la escucha atenta, de la gratitud gozosa.
No es una casa perfecta, hay rincones siempre por limpiar y algo de desorden. Incertidumbre y muchas limitaciones. También hay buen humor. Cuando no salen las cosas tal como yo las había planeado, entonces dejo que se desangre mi amor propio y me río de mi ego sabelotodo que siempre quiere llevar las riendas.
Voy aprendiendo que lo más importante nunca es hacer sino dejarme hacer, moldear y reconducir todas las veces necesarias. Porque nunca ando sola, voy acompañada por una sabiduría amiga que está por encima de todos mis planes.
Es una sabiduría infinita capaz de ponerse humildemente a mi servicio, para que yo pueda encontrar el necesario camino de la alegría.
Para encontrar ese camino tengo que dejar otros, por ejemplo el de la preocupación y el enfado, por nombrar algunos. Es decir que también tengo que desandar caminos, y esta es una parte muy importante de mi aprendizaje, en este terreno tengo mucho por aprender.
“Desandar para llegar”, sería un buen eslogan. Todo puede ser realmente sencillo, sin complicaciones, estas siempre las añado yo.
Lo decisivo para mí es descubrir que no estoy sola, que toda la buena energía del universo actúa en mi favor. “La belleza está en descubrir que Dios está ahí.” Tomar conciencia de esto supone un antes y un después en cualquier persona, también en mí.
Esto me hace ponerme en actitud de apertura para recibir los mensajes a mí destinados en todo lo que me va sucediendo. También en actitud de profundo agradecimiento.
2 comentarios:
Dejarme llevar es fe.
Humildad
Confianza
Gracias
Me encanta !
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