domingo, 6 de mayo de 2018

Programa de actuación


Rezar, actuar con bondad y esperar en Dios. No está nada mal como programa de actuación en cada momento. En numerosas ocasiones será una actuación oculta y callada, porque rezar no hace mucho ruido, tampoco esperar y ser bueno. Se oyen más las protestas y las quejas, si  no, miremos de qué están llenas las noticias.

Sin hacer mucho ruido, esas acciones están plenas de fecundidad. Nos llevan a aceptar las correcciones que la vida nos impone, y a aprender de ellas. A mirar lo que es esencial. Y a esperar confiadamente.

La oración imperfecta, la bondad a medias, la esperanza mezclada con las dudas, también son bendiciones. Incluso el amor limitado es una bendición. Si esperamos la perfección en nuestras vidas es que aún no nos hemos dado cuenta de nuestra intrínseca limitación: somos frágiles vasijas de barro. Así hemos sido hechos. Aceptarlo es el principio de la sabiduría.

Los cuerpos y mentes perfectos, los éxitos seguros, solo existen en la publicidad que nos invade por todos lados.

Rezar, como un compartir alegre y confiado con Aquel que siempre nos acompaña en nuestro interior, y está en todo lo que nos sucede. Si este diálogo íntimo es sincero, como consecuencia natural sale a la luz la mejor versión de nosotros mismos, que está cargada de bondad, porque actuamos desde la paz interior y la verdad.

El sentimiento de íntima unión con el Aquel-que-solo-ama, nos cambia la vida, nos pone una sonrisa en el corazón, y esta se refleja en la cara. Esa unión nos da fuerza y nos regenera internamente.

Es el Reino. Es nuestro Cielo.

No hay comentarios:

El sentido

  Qué sentido tiene vivir, y qué sentido tiene partir. Si utilizo la mente pensante, jamás podré contestar a estas cuestiones. Tengo que uti...