domingo, 18 de febrero de 2018

Amarse


Para amar, es necesario amarse. Y ayudarte a ti mismo, para poder ayudar. Nadie puede dar de lo que no tiene. El cariño que damos a otros es el que nos damos a nosotros mismos.
Mal entendido, quererse a uno mismo, puede significar egoísmo. Bien entendido, es esencial y es la respuesta evidente y básica cuando nos damos cuenta del regalo de nuestra vida, ese trocito de cielo del que estamos disfrutando ya.
Amarse para poder amar. Bendecir la vida: la mía, la de los demás, por este orden. Mirar con ojos compasivos: a mí, a todos, por ese orden.
Solemos ser muy duros con nosotros mismos. “Por mi culpa”. “Lo hago todo mal”. “No lo consigo”. De ahí viene el desánimo y también la apatía.
Quizá nos hemos puesto unas metas que no son. “Qué tenemos que alcanzar que no poseamos ya”. Por qué conseguir algo, si ya lo tenemos todo, si hay un Espíritu Amigo que se encarga de nuestro sustento, nuestra formación y sanación. Ahora y siempre.
Cuándo comprenderemos que todo es para nuestro bien y que podemos confiar. En los evangelios dice que Jesús nos toca, si nos dejamos. Y cuando toca, cura. Cuándo seremos conscientes de ese poder curativo a nuestro servicio.
Aprender a ser, a vaciarnos de metas falsas, de añadidos innecesarios. Gozar y agradecer lo que ya tenemos. Todo está bien. Con ese convencimiento, vivir.
De esta manera podremos saborear los brotes de bondad y ternura que salen a nuestro paso, gustar la dicha de saberse criatura amada y abrazar a todos como auténticos hermanos.
Y ya solo tendremos una meta: Dios en todo y en todos.

2 comentarios:

Fr. Simón dijo...

Todo es para nuestro bien. Rm 5, 28. Evangelio puro Conchi, muy acertada como siempre que escribes desde el Espíritu. Gracias

Anónimo dijo...

Gran lección de VIDA. GRACIAS, hormiguita.

El tablero de la vida

  En lo más cotidiano jugamos nuestra partida, nos alegramos y nos cansamos, planeamos y nos desanimamos, hacemos nuestras jugadas más brill...