Para
qué sirven nuestros días si no es para enseñarnos confianza y agradecimiento.
Todo nuestro tiempo es para eso. Ese es el verdadero crecimiento humano.
Todo
en la vida es para crecer. Los buenos momentos, los no tan buenos. Las
situaciones amables y las desagradables.
Nuestra
actitud debería ser: qué me está queriendo decir esta situación, que intenta
sacar de mí, qué ejercicio de confianza me está pidiendo. Para ello, tenemos
que aprender a gestionar nuestras emociones, saber expresarlas sin herirnos a
nosotros ni a los demás.
El
testimonio de tantas personas nos sirve de gran ayuda. “El cambio en el mundo siempre empieza con un individuo que comparte lo
que ha aprendido y lo pasa a otros “ (Dalai Lama).
Esa
fuerza interior, esa buena noticia del amor que cada día llega a nuestras
orillas, no nos la quedemos para nosotros, comuniquémosla a los demás, con la
palabra y con la vida, con los gestos y con los silencios llenos, que tan
fructíferos son.
Todos
andamos sedientos, no nos quedemos en propiedad tantas experiencias
enriquecedoras que pueden ayudar.
En
nuestra debilidad, necesitamos beber de esas experiencias de confianza y de
coraje de nuestros hermanos, que nos dan impulso nuevo y alumbran nuestros
pasos.
Todos
podemos decir los nombres de los que nos ayudado, pero también cada día podemos
añadir nuevos nombres de personas cercanas que nos ayudan con su testimonio de
fe en circunstancias difíciles.
Que
seamos bálsamo, aliento y caricia para los demás, y nuestro testimonio sea
sanador.
Que todos
seamos hermanos.
1 comentario:
Bravo Conchi
Cada día mejor!
Tú eres bálsamo, aliento, caricia y un verdadero testimonio
Gracias
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