domingo, 3 de diciembre de 2017

Dar testimonio

Para qué sirven nuestros días si no es para enseñarnos confianza y agradecimiento. Todo nuestro tiempo es para eso. Ese es el verdadero crecimiento humano.
Todo en la vida es para crecer. Los buenos momentos, los no tan buenos. Las situaciones amables y las desagradables.
Nuestra actitud debería ser: qué me está queriendo decir esta situación, que intenta sacar de mí, qué ejercicio de confianza me está pidiendo. Para ello, tenemos que aprender a gestionar nuestras emociones, saber expresarlas sin herirnos a nosotros ni a los demás.
El testimonio de tantas personas nos sirve de gran ayuda. “El cambio en el mundo siempre empieza con un individuo que comparte lo que ha aprendido y lo pasa a otros “ (Dalai Lama).
Esa fuerza interior, esa buena noticia del amor que cada día llega a nuestras orillas, no nos la quedemos para nosotros, comuniquémosla a los demás, con la palabra y con la vida, con los gestos y con los silencios llenos, que tan fructíferos son.
Todos andamos sedientos, no nos quedemos en propiedad tantas experiencias enriquecedoras que pueden ayudar.
En nuestra debilidad, necesitamos beber de esas experiencias de confianza y de coraje de nuestros hermanos, que nos dan impulso nuevo y alumbran nuestros pasos.
Todos podemos decir los nombres de los que nos ayudado, pero también cada día podemos añadir nuevos nombres de personas cercanas que nos ayudan con su testimonio de fe en circunstancias difíciles.
Que seamos bálsamo, aliento y caricia para los demás, y nuestro testimonio sea sanador.

Que todos seamos hermanos.

1 comentario:

Antonia Palanca Arnau dijo...

Bravo Conchi
Cada día mejor!
Tú eres bálsamo, aliento, caricia y un verdadero testimonio
Gracias

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