domingo, 12 de marzo de 2017

Recomponer corazones

Recomponer tejidos dañados de la sociedad, reforzar lazos de unión. Poner nuestros dones y habilidades, que todos tenemos, al servicio de los demás.
La difícil convivencia de personas, familias, sociedades, países, hace que siempre haya que reparar, a nivel individual y colectivo.
Reparar significa también aceptar, ceder, perdonar, ponernos a disposición y al servicio, tender puentes de amistad.
Me parece buen oficio ser reparadora y transmisora de buenas energías y buenas intenciones, con eso basta. Ir con la decisión de no dañar el ambiente o las personas entre las que me muevo.
Soy una pequeña hormiguita al servicio de un gran Reino, lo que es una empresa excesivamente grande para mi tamaño. Pero hay que tener en cuenta que a mí, como a todos, se me van abriendo puertas, los cielos se rasgan a mi paso y escucho una voz que me dice que me ama, y con ese aliento divino me pongo en marcha para la construcción de un mundo nuevo.
Esa construcción empieza dentro de mí, en el lugar donde las palabras ya no tienen explicaciones que dar y los silencios están llenos de presencia y luz.
Mi radar es la mirada de fe, que es puro don. Es la que me lleva a ponerme conscientemente al servicio de la vida y de las necesidades de los que me rodean. Y me da la fuerza para sanar heridas y recomponer corazones que sufren.

En mí misma custodio un tesoro, porque en mí habita la fuente de vida y de sentido.

1 comentario:

Fr. Simón dijo...

Transmisora de buenas energias e intenciones. Reparar. Ánimo

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