miércoles, 19 de octubre de 2016

En lo más hondo

Qué amas, qué esperas, qué sueñas, qué temes, qué te hace vibrar y apasionarte.
Nos hace falta vivir las preguntas, subrayar palabras, resaltar momentos, para no estar adormilados. Nos es urgente una revolución interior, poner patas arriba nuestra casa.
Sacudir nuestras creencias y nuestro estilo de vida, para quitar polvos de indiferencia y llegar a lo que nos mueve y nos conmueve, lo que nos hace humanos y frágiles.
Cuando tomamos conciencia de nuestras debilidades, empezamos a pisar tierra y nos podemos hermanar con todos los necesitados del mundo.
Usemos toda nuestra creatividad e imaginación para adentrarnos en el terreno mágico de la espiritualidad o de la intimidad, con atrevimiento y también con inocencia, sin juzgarnos ni condenarnos. La expresión que tanto se escucha: “por mi culpa”, “por tu culpa”, debería eliminarse.
Mientras vivimos estamos en proceso, aprendemos y desaprendemos con un sentido, con una finalidad y la misma vida nos va dando lo que necesitamos. Otra cosa es si sabemos verlo.
Tampoco sirve decir: “si yo hubiera hecho tal cosa, habría sido diferente”, porque lo que ha ocurrido es lo que tenía que ocurrir. Ese camino aparentemente equivocado, es el correcto. Cuántas veces se malgasta toda la energía pensando si las cosas hubieran ocurrido de otro modo, y no aceptando la realidad tal como se presenta.
Caminar con lo que se nos ha dado, sabiéndonos amados y acompañados en nuestro proceso.
En lo más hondo siempre hay orden y calma, para ello tenemos que atravesar y dejar atrás las capas de ansiedad y nerviosismo que son superficiales y ruidosas.

Cómo se consigue esto. Para cada uno hay un camino diferente pero una cosa segura para todos es tener claro nuestro objetivo, después ponernos en marcha con pruebas, curvas y rodeos, vacilaciones y fracasos, hasta llegar al terreno que nos conviene, ese en el que nos sentimos a gusto: donde brillan nuestras estrellas interiores.

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