miércoles, 1 de junio de 2016

Piedra principal



Necesito espacios de silencio y tranquilidad, paseos callejeando, con la caricia de la brisa y la belleza del cambiante cielo, asombrarme y asomarme a todos los paisajes, tomar distancia de lo que me rodea y retomar una y otra vez mi diálogo interno, aun en medio del bullicio.
Entregarme con ganas al proyecto diseñado para mí, sin entender muchas veces, confiando siempre.
Sentirme comunidad con los que me rodean. Ser ciudadana del universo.
Creo que hay que proponerse instaurar la alegría en nuestro mundo. Siempre que podamos, atajar la amargura y el enfado. No es fácil, pero es nuestra meta: el Reino de la Confianza Total y del Cariño. Ese es el motivo por el que estamos aquí. Y ese es el fruto natural que damos cuando estamos centrados en lo principal: la compasión, la cercanía, el cuidado de toda vida.
Nuestro propio edificio está construido sobre muchas piedras, pero hay una que sostiene a todas las demás, es la Piedra Angular, lo dice el Evangelio. Esa Realidad nuestra no debemos perderla nunca de vista, porque si la tenemos presente, todas las demás piedras encajan y se armonizan unas con otras.
Cada día crearé un lenguaje sanador y liberador para no olvidarme de lo que es importante, no quedarme atrapada en las piedras secundarias, tantas situaciones que me distraen, sino asentar mi vida tan solo en mi Piedra Preciosa, ella es la principal, la que me da sentido.
Encenderé la mecha de mis días con ese propósito, me gastaré poco a poco para cumplir mi misión, conscientemente. Sostenida y segura en mi Piedra Angular.

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