domingo, 8 de mayo de 2016

El tren de la gracia



Leonardo Boff nos relata de un modo original lo que es el tren de la gracia o de la bondad de Dios.
Dice que todos viajamos en ese tren, tanto el que se da cuenta como el que no, tanto el que lo acepta como el que lo rechaza.
Hagamos lo que hagamos, seamos como seamos, el tren de la bondad divina nos lleva dentro, a nuestro destino. Hay quien mira con curiosidad y agradecimiento por las ventanillas del tren, otros reniegan  y protestan de todo, o se quieren cambiar de vagón, no aceptan el que les ha tocado.
También los hay que se pelean con sus compañeros de vagón, y los que no ven el sentido a este viaje, pero el tren de la bondad carga con todos.
Es una imagen preciosa la de ese tren de la vida que nos lleva en sus entrañas amorosas, nos provee de lo que necesitamos y nos da la oportunidad de disfrutar del viaje.
A los que están en mi compartimento, a los cercanos, me gustaría transmitirles la alegría por este viaje, el privilegio que supone haber sido amada, haber sido creada para amar, y mi asombro ante el misterio de existir.
Me gustaría dentro del tren trabajar por el buen entendimiento, la armonía y la alegría entre los que viajamos juntos, para eso, procuraré no enfadarme con los que comparto travesía, ni despreciar a nadie. Al contrario, recibiré a cada uno como verdaderos maestros, enviados por mi único Maestro, que está pendiente de mí en este curioso viaje.
Me sirve, y mucho, la imagen del tren de la bondad divina, me ayuda a relajarme, y así disfrutar de los paisajes, y de las relaciones en las que me veo metida. En todo veo una intención amorosa, y las veces que no la veo, pues la pongo yo, porque en ocasiones hay que poner en el mundo lo que piensas que le falta. “Sé tú mismo el cambio que esperas ver en el mundo”. (Gandhi).

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