domingo, 27 de marzo de 2016

Vivir en positivo



Soy un recipiente que diariamente recibe una bendición y un beso. El beso de la vida y la bendición de la fe. Y todo lo que hago a lo largo del día está enmarcado en estos pilares fundamentales.
Las características de todo lo que me ocurre no tienen nada de extraordinario: alegrías, tristezas, planes, pérdidas, rutinas, encuentros, inquietudes, búsqueda. Y unas cuantas cosas más de las que le pasan a todo el mundo.
Pero los pilares que me sostienen, en los que me apoyo firmemente, son los que hacen que cada día, incluso cada hora y cada minuto, sea diferente.
Por eso, cuando me preguntan cómo estás, no me gusta decir esa frase tan escuchada: “aquí aguantando”, prefiero contestar: “muy feliz”, acompañado de una sonrisa. Con esto, no digo ninguna mentira, teniendo en cuenta que los momentos malos también me son necesarios, para aprender, para formarme y abrir mis ojos interiores, que son los principales porque me hacen ver lo que de verdad importa. Y es que todo lo que me sucede está dentro de la bendición y el beso que me sostienen.
Repito pequeñas reflexiones a lo largo del día, del tipo: “todo está bien”, “el momento perfecto es ahora”. Y para ello, respiro hondo, relajo mi cuerpo-espíritu, escucho lo que dicen otras personas sabias, en los libros, también a través de internet, cuántas conferencias interesantísimas escucho por este medio.
Para encontrar el auténtico sentido a esta aventura, quiero vivir en positivo y en bondad, celebrar que estoy viva y estar atenta a lo que me sucede, conquistar momentos de lucidez y tener una actitud compasiva hacia todos los seres humanos.
En una palabra vivir en armonía para darme cuenta de mi bendición y mi beso.

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