miércoles, 27 de enero de 2016

Formación inacabable



Quiero formar parte de la humanidad que no queda atrapada en tensiones o en desencantos, porque me queda mucha faena: labrar, sembrar, preparar y cuidar mi terreno. Respirar aire puro que oxigene mis células, un aire que me entre por las manos y por todos los poros de mi piel. Necesito un espíritu abierto, un cuerpo consciente, en ello me empeñaré todos los días.
Y si tengo retrocesos o estancamientos, los aceptaré poniendo mi mirada en mi cielo interior que siempre me da sentido.
“Por qué quieres nadar siempre en las aguas estancadas y llenas de barro, que son los sufrimientos, también hay otras aguas calmadas y cristalinas que son tuyas.” Es decir, podemos estancarnos en nuestros problemas, pero también es nuestro ese océano de calma que llevamos dentro y nos llama a sumergirnos en él.
Si nos situamos en un horizonte infinito de amor, percibimos el mundo de diferente manera, los sufrimientos que nos acompañan, siendo los mismos, nos afectan menos.
Al final, como dice Susan Vogt: “Menos cosas y menos problemas, han abierto espacios para vivir con más alegría y significado.” Si acumulamos menos cosas y menos sentimientos negativos, dejamos el espacio abierto para vivir de otra manera. Añade ella: “Finalmente, estoy en una peregrinación espiritual”.
En esa misma peregrinación estoy yo, por eso me sirven todas las señales indicativas que voy experimentando, leyendo, observando. Todo va en la misma dirección, que es alimentarme y limpiarme la mirada, todo vale para formarme. Esa formación es inacabable y va unida a cada pequeño detalle de cada jornada, experimentado como éxito o fracaso, ganancia o pérdida.
Animo a otros a peregrinar con conciencia y con un fondo de emocionado agradecimiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias, hormiguita.

Dar lo que se nos da

  Dar lo que se nos da, esa es la finalidad de la vida, y esto se hace de modo natural, si no le ponemos impedimentos.  Y qué es lo que se n...