“Si
estás esperando el momento perfecto es ahora."
Rara vez el momento actual lo
vivimos como perfecto. Porque nos atacan muchos problemas, desde físicos a
emocionales y por supuesto sociales y de relación con el entorno.
Cómo voy a estar pensando que este
momento es perfecto si mira lo que me está haciendo mi suegra, o mi yerno, o
estoy en el paro, o estoy enfermo. Pero la frase está precisamente para todos
esos momentos que aparentemente no son perfectos. Entonces es cuando tenemos que
verbalizarla con decisión, porque siempre tendremos algo que nos quiere quitar
la dicha, así es la vida y cuando se soluciona una cosa viene la otra a seguir
complicándonos. Hasta que decimos “basta”.
Si mi decisión es ser feliz, en
este momento lo soy. Mi felicidad la elijo, no depende de lo que me suceda, en
ese caso no estaría nunca a nuestro alcance.
No acabamos de darle importancia
al privilegio que es estar vivos, pasar por esta maravilla de creación durante
un breve momento y saborearlo a fondo. No podemos dejar ese disfrute para
mañana, porque mañana habrá otros inconvenientes.
Si pienso que cada momento es
perfecto, dejo en un segundo plano las pequeñas incomodidades de cada jornada y
resalto lo esencial: estoy vivo y agradezco. Qué bien.
Todo esto requiere un poco de
aprendizaje, un entrenamiento, puede ser que a la primera no nos salga bien,
pero poco a poco seremos maestros en dar importancia a lo que es importante y
no nos distraeremos con tensiones inútiles y superficiales.
Ya tenemos un nuevo truco para
lograr nuestra estabilidad personal, pensar que cada momento es perfecto,
suceda lo que suceda. Cuando lo aplicamos nos damos cuenta que de verdad nos
relaja y nos hace respirar mejor. Es posible que a la primera no lo consigamos
pero la práctica hace milagros.
El convencimiento es necesario,
tengo que decirlo con seguridad y sin fisuras, de ese modo es como actúa para
nuestro bien.
Cuántos mensajes llegan a nuestra
vida para ayudarnos a encontrar nuestro propio equilibrio. Este es uno de
ellos.
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