Allá donde vayamos llevemos nuestros
sueños, esos anhelos que nos hacen ser humanos, es decir, solidarios,
compasivos y conscientes.
Un nuevo curso, una nueva meta personal,
unas nuevas relaciones de amistad, todo nos invita a ponernos de nuevo en
camino. Lo único que nos hace falta para iniciar caminos es estar bien
despiertos para saborearlos y disfrutarlos.
“No tengas miedo de los cambios lentos,
solo ten miedo de permanecer inmóvil”.
Hay que tener en cuenta que la vida se
vive en el camino, es decir, que lo importante es el proceso, el caminar. No
debemos “meternos” en la vida de los demás porque cada uno tiene su proceso, su
momento particular.
En este inicio de tantas actividades y
proyectos vamos a atrevernos a soñar y a expresar nuestros sueños, a
compartirlos con los que están a nuestro lado. Es curioso que muchas veces, con
los que más queremos hablamos de banalidades o de cosas intrascendentes. Los
sentimientos y anhelos más hondos los tenemos aprisionados y tapados, nos hemos
acostumbrado a no expresarlos, parece que ni existen, pero están ahí.
Deberíamos fijarnos un tiempo para
hablar desde dentro, de corazón a corazón, qué bien nos sentaría.
Escuchemos la voz del Papa Francisco. Con
los textos “Laudato si´” y “El rostro de la misericordia”, quiere golpear
nuestro corazón endurecido, para sacar lo mejor de nosotros mismos, siempre a
favor de los demás: nuestros hermanos, y nuestra madre Tierra. No podemos
quedar indiferentes ante sus palabras llenas de ternura y compasión.
Atrévete a soñar. Expresar tus buenos
deseos sirve de contrapeso a la ignorancia que se extiende en forma de
violencia sin sentido. Nunca debemos olvidar que el Amor puede más que el odio.
Nosotros estamos al servicio de ese Amor.
Que este nuevo curso que se inicia sea
un paso más en nuestro aprendizaje y que, en el camino, aprendamos a compartir
nuestros mejores sueños.
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