domingo, 6 de junio de 2010

Pronunciar la bendición


“Jesús levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición…” Lucas 9, 16
En lenguaje más comprensible: levantar los ojos al cielo es mirar hacia nuestro interior con honradez. Porque todo el cielo lo llevamos dentro, lo transportamos con nuestra persona, lo expresamos en nuestro quehacer diario.
Cuando hacemos este descubrimiento, nuestra vida cambia, porque nos empezamos a amar de verdad a nosotros mismos, a nuestro misterio personal, a nuestro ser íntimo, donde la eternidad se nos revela, se nos hace cercana.
Es entonces cuando se nos acaban las exigencias, me refiero a exigir pruebas: “Si suceden las cosas de tal manera, entonces creeré más…”
“Lo encuentran los que no exigen pruebas y se revela a los que no desconfían” Sabiduría 1, 2

Ante cualquier acción o faena que comencemos, por insignificante que sea, (no sólo trabajar o estudiar o hacer grandes proyectos, sino también caminar, limpiar, cocinar, saludar), podemos mirar a nuestro cielo y pronunciar la bendición, para tomar conciencia de que todo lo que somos, así como lo que hacemos pertenece al terreno de lo sagrado.

¿Y en qué consiste pronunciar la bendición?
Sencillamente es poner las cosas en su lugar, es practicar la humildad. Equivale a decir: “sé que estoy en tus manos, que sólo tú sabes el porqué y la finalidad de todas las cosas que emprendo, que soy ciego y seguiré siéndolo hasta el final de mis días, pero confío en ti. Y sé que todo lo que viene de ti, es bueno”

Suelo practicarlo. Ante cualquier actividad que inicio; también cuando escribo algo o lo publico, hago una invocación, una llamada a mi presencia divina, para ser consciente de que todo es por y para ella. Para ponerme en sus manos, una vez más.

Es muy sano pronunciar bendiciones, porque nos hace colocarnos en nuestro justo sitio de criaturas creadas y con ello tocamos el misterio que nos arropa y nos trasciende.

Pronuncio una bendición por todas las personas que leen estas líneas, para que les ayuden a caminar hacia la Luz y a mover su corazón hacia el Amor, que es la misma Esencia que nos habita y que nos hace hermanos y familia, aunque nunca lleguemos a conocernos.
Que así sea.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres un sol!!

Convertirse

  La buena intención es necesaria en cada paso del camino, y también es nuestra luz más cercana, con ella aprendemos a vivir estando en paz ...