domingo, 23 de mayo de 2010

Herederos


“Todo lo que tiene el Padre, también es mío” (Juan16,15)
Somos herederos de pleno derecho de los rasgos y los bienes de nuestro Padre. Por eso nos llamamos Hijos.
Como los bebés que sacan el carácter, los ojos, los gestos de sus progenitores, nosotros también hemos heredado los rasgos divinos.

Una herencia que tenemos los humanos es el impulso de ayuda mutua, sobre todo en situaciones de necesidad; aunque haya ejemplos en contra, hay muchísimos más a favor: hay infinidad de testimonios de apoyo mutuo, pequeños detalles solidarios que llenan nuestros días. La cooperación es un mecanismo básico en nuestro desarrollo como personas.

El sentimiento de la amistad es un signo divino. En todos los amigos está el Amigo.

El amor por la belleza en todas sus manifestaciones. Hay muchas cosas bellas que nos dejan sin aliento.

La defensa de todo lo que amamos. Está claro que nuestro amor es limitado, por eso defendemos a poca gente. En cambio el Amor Infinito defiende infinitamente a todo lo creado.

La creatividad, la demostramos sobre todo en situaciones límite, donde tenemos que echar mano de fuerzas intensas que siempre tenemos a mano. Los grandes artistas no hace falta que esperen a esas situaciones extremas, han nacido con sobredosis de creatividad.

Somos alegres, en la tristeza no nos encontramos a gusto, sí en la alegría. Nuestra meta es ser felices.

Buscamos la paz. ¡Cualquiera lo diría, con la de guerras que hay organizadas en el mundo! Los soldados que están en las guerras: o están a la fuerza, no tienen más remedio que enfrentarse a morir o matar, o están tan influenciados por las consignas violentas que no saben lo que hacen. Pero nuestro estado natural es la calma, lo que nos hace ser personas humanas plenas y herederos de los rasgos divinos.

Tenemos una dimensión sobrenatural, misteriosa, oculta, trascendente, que impregna cuanto hacemos, vemos o tocamos. Éste es el rasgo que más nos asemeja al Ser Divino.

Hemos sido elegidos para disfrutar de la vida, de los colores, de los sabores, de las relaciones, para retomar diariamente nuestro aprendizaje. Se nos ha dado un corazón que es un buscador infatigable, y unos ojos para mirar interiormente.

En resumen, hemos heredado la alegría, la paz, la amistad, la belleza, la solidaridad, la creatividad, el “ver más allá” de la realidad.
Nuestro Padre nos anima a caminar y presume de nosotros, somos sus hijos muy queridos.
Que siempre sintamos el abrazo de la vida, como herederos que somos. Como príncipes del mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡A DISFRUTAR DE LA MEJOR HERENCIA!!!
Besos, hormiguita.

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